Aunque nuestra meta se manifieste de muchas maneras en las diversas áreas del servicio a Dios que él ha encomendado en nuestras manos, se resume de la siguienta manera tan singular:
Nuestra meta es serle fiel -en todo el sentido de la palabra- en la comunicación consistente, honesta, y certera a los hombres de todo su consejo, a saber, su Santa Palabra - la Biblia- de tal manera que quien haya estado al alcance de nuestro ministerio evangelizador no pueda tener la excusa ante Dios de que de nosotros no oyó Su Palabra.  
Serle fiel significa, para nosotros, levantar en alto ante los seres humanos al único, verdadero y soberano Dios, y la Palabra que le revela, para que todo hombre sepa, sin lugar a duda, que Dios es no sólo Creador y Sustentador de todas las cosas creadas por él sino también Santo, Misericordioso, Justo, Amoroso, Perdonador y Juez de todos.  Asímismo significa: declarar sin temor alguno todo el contenido de su Palabra, la Santa Biblia, de tal modo que todo ser humano sepa que en su pecado morirá eternamente y que en la sangre de Jesucristo hallará el perdón, esperanza y la vida eterna.
Nuestra teología es Cristo... en todo, y nuestra meta es poner ante usted, distinguido visitante, no la impresión de que tal o cual denominación evangélica,  posición teológica o tradición particular sea la fuente -el foro final de apelación- de toda verdad sino la Palabra inspirada de Jesucristo según se revela en la Biblia y su obra perfecta,  expiatoria en la cruz.
En la medida que esa meta se logre, nos sentiremos más que
satisfechos por habernos ocupado en la más sublime de todas las vocaciones y llamados, a saber:  el ser embajadores de Cristo; y la gloria se la damos a quien sólo la merece: nuestro soberano Señor y Dios.