Dios Desamparado

 "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"
 (Mateo 27:45-46) . 

 "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Sin duda, estas palabras de nuestro Señor en la cruz de Calvario tienen que ser las más profundas y misteriosas pronunciadas en la historia del mundo. Encierran un misterio demasiado hondo para que el entendimiento humano lo sondee. Inspiran en nosotros un espíritu de asombro y reverencia, porque nos llevan al momento más terrible, y a la vez, más conmovedor de toda la hisotria, el momento en que Dios abandonó a Dios. Quizá parezca fuerte decir que Dios "abandonó" a Dios. Pero, piénsalo.

 ¿Quién era aquel hombre colgado en la cruz que pronunció estas palabras? Jesucristo, el Hijo de Dios y Dios el Hijo, la Segunda Persona de la Trinidad. Habiendo tomado una naturaleza humana, estaba sufriendo en ese momento en su cuerpo y alma la pena de nuestros pecados. ¿A quién estaba clamando Jesus en ese momento? A Dios el Padre, la Primera Persona de la Trinidad. Jesus clamó a Dios su Padre porque se sentía totalente desamparado por él. Por eso digo que, en un momento de la historia, Dios abandonó a Dios.

 El mensaje de la cruz siempre ha causado y siempre causará que algunos se escandalicen. ¿Cuál es el escándolo de la cruz? ¿En qué consiste? El escándolo de la cruz consiste en esto: que el pecado de los hombres es tan ofensivo a los ojos de Dios, que Dios no podía rescatarnos del pecado sino a través del abandono de su propio Hijo al horror y tinieblas de Calvario. Si no hubiera ofrecido a su propio Hijo por los hombres, no habría podido rescatarnos de las consecuencias del pecado. Este mensaje escandaliza al hombre moderno y al hombre religioso de todos los siglos, porque se siente tan seguro de su propia justicia y sabiduría.

 El hombre religioso confía en su propia bondad, y por lo tanto, se ofende cuando escucha el mensaje de la cruz. Así fue en los días del apóstol Pablo, y así es en nuestros propios días. La sabiduría de Dios siempre le ha parecido necedad al hombre sabio en sus propios ojos. ". . .pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres."

 En esta meditación, quiero profunidizar en el significado de estas palabras, a través de una serie de preguntas. Luego veremos la razón por la que estas palabras, que para muchos son una "piedra de tropiezo," para el creyente son una fuente inagotable de consuelo y gozo.

¿Cuál era la naturaleza del sufrimiento expresado en estas palabras?

 Estas palabras de Jesus destacan el aspecto más terrible de su sufrimiento en la cruz-- eso es, su sensación de que Dios mismo le había abandonado. Es bastante terrible ser rechazado por los hombres. Es una cosa horrible sufrir los golpes, las mofas, y los malos tratos de otros seres humanos. Sin embargo, muchos mártires cristianos, tanto de la antiguedad como de la época moderna, han sufrido han sufrido esta clase de padecimiento. Han sido rechazados y maltratados a manos de sus compatriotas. Hasta incluso, torturados y matados por causa de su fe. Podemos pensar, por ejemplo, en los mártires que sufrieron bajo Nerón-- los creyentes que fueron llevados al Coliseo en Roma para ser descuartizados por bestias salvajes y quemados en las hogueras, mientras otros seres humanos se reían y aplaudían.

 ¡Qué terrible! Sin embargo, los relatos históricos nos cuentan que, en muchos casos, los mártires iban a su ejecución cantando cánticos de gozo y alabanza a Dios. No temían la muerte; cantaban himnos, y daban gracias a Dios por el gran privilegio de sufrir por causa del nombre del Señor. Estos mártires, mientras sufrían las penas de la muerte, sentían la presencia de Dios con ellos. Sabían que Dios estaba con ellos, y por eso, podían morir en paz, a pesar de sufrir los más horrendos sufrimientos antes de morir.

 Pero en cuanto a Jesus, lo que más nos llama la atención es su profundo sentido de la ausencia de Dios. Se siente rechazado, no solamente por los hombres, sino también, por Dios mismo, su propio Padre, en quien confiaba. Durante las tres horas de tinieblas mencionadas en el v. 45, algo transucurrió en el alma de Jesus que fue mucho más terrible que el sufrimiento físico de la cruz. Algo sucedió en lo más profundo de su ser que nos hace temblar. El rostro de su Padre que siempre brillaba en su corazón ahora se oscureció. Su alma entro en tinieblas tan abismales, que llegó a sentirse totalmente abandonado por Dios. Aun así, seguía llamándole "Dios mío."

 Desde el punto de vista físico, la crucifixión es la forma de ejecución más terrible inventada por los hombres. El escritor Romano Cicero dice que la crucifixión era una forma de ejecución tan terrible, que los ciudadanos romanos nunca la mencionaban en público. Era un tópico tabú, un tema de conversación casi obsceno. Además, ningún ciudadano romano jamás sufrió la crucifixión, porque era una forma de ejecución reservada solamente para los más criminales e incorregibles de la sociedad no romana.

 La Biblia no nos dice mucho sobre los sufrimientos físicos de Jesus en la cruz. No nos habla en detalle, por ejemplo, acerca de los clavos en sus manos y pies, ni describe los dolores de asfixia que lentamente sofocaban a los crucificados. Mateo pasa por alto una descripción física de la crucifixión. En el v. 35, dice solamente ". . .cuando le hubieron crucificado," sin entrar en detalles. La Biblia nos da una idea más clara de la angustia mental y espirtual que Jesus sufrió durante las tres largas horas cuando hubo tinieblas sobre toda la tierra (v. 45). Dice la Palbra que desde la hora sexta hasta la hora novena, es decir, desde mediodía hasta las tres de la tarde, hubo tineblas sobre toda la tierra. Cuando casi se habían cumplido estas tres horas, Jesus expresó con palabras el profundo dolor que sentía, diciendo, "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"

 ¿Cuál es el significado de las tinieblas que cubrieron la faz de la tierra? En el Antiguo Testamento, las tinieblas son un símbolo del juicio de Dios. Por ejemplo, el profeta Amós, describiendo el Día de Jehová (el día de su juicio), dice así: "¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para que queréis este día de Jehová? Será d tinieblas, y no de luz. . .no será el día de Jehová tinieblas, y no de luz; oscuridad, que no tiene resplandor?" (Amos 5:18, 20; compara con Isaías 13:9-10)

 La expresión, "el Día de Jehová" es el día cuando Dios viene para castigar a los pueblos del mundo por su iniquidad. Dios viene en juicio a lo largo de la historia, en determinados momentos, y finalmente, cuando Cristo regresa por segunda vez. Este trasfondo bíblico nos ayuda a entender el significado de las tres horas de tinieblas que sucedió cuando Jesus murió en la cruz; esas tinieblas eran una señal a todos los que estaban presentes de que el Día de Jehová había llegado; Dios había venido para juzgar el mundo en un solo hombre. Su ira estaba siendo desencadenada sobre el hombre solitario en la cruz.

 Los que comprendían el significado de las tinieblas, tenían que sacar la conclusión de que Jesus estaba sufriendo bajo el desagrado de Dios, juzgado por Dios como un malhechor. Además, las tres horas que duraron las tinieblas nos recuerdan de los tres días de tinieblas que hubo en Egipto, justo antes de que Dios librara a su pueblo Israel de la esclavitud. Primero vinieron tres días de tinieblas-- días de juicio; luego, los primogénitos de los Egipcios fueron juzgados, y después, Israel fue librado. Ahora, Jesus, el primogénito de la creación (Col. 1:15), estaba siendo juzgado a favor del pueblo de Dios, y tenía que pasar tres horas terribles de tinieblas en la cruz, a fin de que su pueblo fuese librado de la esclavitud de pecado. Las plagas con las que Dios juzgó a Egipto apuntaban este juicio culminante realizado en la cruz.

 Así lo ve el escritor británico Michael Green, "El gran drama de redención representado en Egipto fue representado otro vez y de un modo mucho más profundo en Calvario. Para Jesus, Calvario significaba tinieblas; pero para nosotros, luz. Para Jesus, significaba el ángel de la muerte, pero para nosotros, vida. Así que, aquella tarde terrible de tinieblas, un emblema de la oscuridad que reinaban en el alma del Hijo de Dios, se quedó grabada para siempre en la memoria de aquellos que estaban allí presentes."

 Jesus en la cruz llevó a cabo un "nuevo éxodo;" por sus sufrimientos, se convirtió en el Libertador de su pueblo y Mediador de un nuevo pacto, por medio del que somos librados de la esclavitud al pecado y traídos a la luz y la vida de la resurrección. Al igual que en el primer éxodo, en este "nuevo éxodo" la liberación del pueblo de Dios fue precedida por profundas tinieblas que hubo sobre la tierra-- tinieblas señalando el juicio de Dios.

 Durante aquellas tres horas, Jesus padeció la agonía de la cruz en silencio. Sólo cuando llegó al punto más bajo de su miseria, rompió el silencio con un clamor de agustia. ¿Cuál era la realidad detrás de este grito de angustia? ¿Qué clase de sufrimiento expresó Jesus con estas palabras?

 La pregunta que tenemos que plantear es la siguiente: ¿Estaba Jesus realmente, literalmente desamparado por su Padre, o estaba delirante y fuera de juicio por causa de la pérdida de sangre que había sufrido? ¿Percibía Jesus con claridad la realidad de su situación? ¿Le había abandonado su Padre Celestial? ¿O había perdido Jesus contacto con la realidad, de modo que se imaginaba cosas que no tenían fundamento? En nuestro propio caso, sabemos que es posible sentirse tan abrumado por desgracias y contratiempos, que nos parece que Dios nos ha desamparado.

 En realidad, sabemos que nuestros sentimientos no reflejan la realidad. Aunque podamos sentirnos abandonados por Dios, si somos sus hijos, sabemos que Dios nunca nos abandona, porque su promesa es su respuesta. Vio el fruto de la aflicción de su alma, y quedó satisfecho. Justificó a muchos, porque llevó las iniquidades de ellos. Fue desamparado una vez por nosotros los creyentes, y como resultado, jamás seremos nosotros desamparados.

Escribió: Martín Rizley,
España

Para su edificación espiritual, lea la Biblia aquí.
 



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