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1. ¿Qué sucede después de la muerte?     J. C. - Colombia, S. A.

Pregunta:  Teniendo como fundamento el relato bíblico, me pueden decir:  ¿qué sucede a la persona inmediatamente despúes de morir?       J. C. de Colombia, S. A.
Respuesta:
 Esta pregunta es una que, seguramente, llevan muchas personas en lo más íntimo de su corazón.  Es una pregunta legítima y sincera pues, ante la verdad enseñada en la Biblia --realidad confirmada a diario en cada campo, pueblo o ciudad, a saber, que "está destinado a los seres humanos que mueran una vez, y después el juicio" (Hebreos 9:27)-- todo ser humano sabe que va a morir.  Ningún esfuerzo por aplazar la llegada de dicho desenlace evitará su llegada.  Es inevitable. Por eso, todo ser humano debiera preguntarse antes de que sea muy tarde: "¿Qué me sucederá después de morir?"... y, "¿Qué puedo hacer hoy, ahora, que incida decididamente en dicho desenlace final?  (Lea el tratado, "CITA CON LA ETERNIDAD", en la sección de Tratados)
De manera muy breve consideremos varias verdades que forman parte esencial de la respuesta a esta pregunta:
1.
El alma del ser humano es eterno... no muere.  La Biblia nos dice en Génesis 2:7 que "...Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente." De esta manera se nos enseña que nuestro Creador, Dios, no meramente incorporó en dicha criatura humana lo que llamamos "vida física", tal como tiene un animal, sino que la hizo un ser de alma eterna. "Aliento de vida", "ser viviente", son términos que describen la naturaleza espiritual, el alma... en fin, aquella parte de nosotros que , al igual que Dios, jamás habrá de morir.
Otro pasaje bíblico que nos habla de esa alma viviente, del ser espiritual o celestial es 1 Corintios 15:44-46, que dice: "...hay un cuerpo natural, y hay un cuerpo espiritual.  Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante(este último en referencia a Cristo). Más no es primero lo espiritual, sino lo natural; después, lo espiritual."  Y, lo que aquí describe como obra vivificante y espiritual no es otra cosa que aquello que Dios obra en el alma, o espíritu... aquella parte de nosotros que Génesis describe como el "ser viviente" que llegó a ser a causa del "aliento de vida".
2.
El cuerpo es mortal; por tanto, morirá... y resucitará.  En el mismo pasaje bíblico que arriba citamos de 1 Corintios nos dice en el verso 42: "Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción."  El verso 53 dice:  "Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad."  La clara afirmación de la resurreción de los muertos es evidencia contundente de que el cuerpo ha de morir.  Sólo lo que está muerto puede resucitar.  Arriba ya citamos la declaración, en Hebreos 9:27, tocante a la "muerte destinada" para todos.
3.
Al morir el cuerpo, el alma parte a un lugar eterno. En la cita anterior de 1 Corintios 15 leimos el término "inmortalidad".  ¿Qué significa?  Significa aquel estado de existencia en el que nunca se deja de vivir, o existir.  Aunque comúnmente la Biblia usa este término para describir la "vida eterna" en la presencia de Dios, encierra la idea de existencia que nunca acaba.  Abajo veremos cómo ésto se describe en términos del castigo eterno.
4.
Hay dos (2) lugares eternos: el cielo y el infierno.  La Biblia nos dice en 2 Corintios 5:1-2: "Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha con manos, eterna, en los cielos.  Porque también gemimos en esta morada, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial."  En estos textos el apóstol Pablo describe la esperanza de aquellos que han puesto su fe en Cristo: la esperanza de estar algún día en el lugar celestial preparado por Cristo para los suyos, su iglesia.
Por otro lado, la Biblia habla mucho sobre el infierno, y el lago de fuego.  Son esencialmente la misma cosa; el primer término describiendo el lugar de castigo hasta el día del juicio final y el segundo, dicho lugar de castigo en su aspecto eterno.
Cristo habló las siguientes palabras en Mateo 25:41: "Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles." Observe las palabras "...fuego eterno preparado para el diablo".  Es un lugar preparado por Dios con el fin de enviar allí a los que serán castigados eternamente por su pecado.
Dios nos dice en el libro de Apocalipsis, el capítulo 20:14,15, lo siguiente: "Y la muerte y el infierno fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego."
Aunque estos textos ya citados contemplan específicamente lo que ocurrirá en el día de juicio, Cristo enseñó, en Lucas 16, la verdad sobre la partida de un alma y su destino final y eterno cuando declaró a sus oyentes la historia del rico y Lázaro. Dijo él en el 22 y 23: "Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham (sinónimo para el cielo); y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el infierno alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno..."  En la narración que sigue, Cristo es muy enfático en cuanto a que el que está en el infierno (el rico) no tiene acceso al cielo ni a remedio alguno que de allá pudiera llegar.
Sirvan estos varios textos bíblicos para confirmar la realidad de que sólo hay dos lugares, o destinos eternos; cada uno de nosotros estará en el uno o en el otro.
5.
Al llegar el fin del mundo actual por la venida de Cristo, todo ser humano -alma unida al cuerpo resucitado- partirá a uno de los dos lugares eternos donde morará para siempre.  Arriba ya citamos varios textos cuyo contenido también da fe de este hecho.  En el pasaje de Mateo 25 se nos dice en el verso 34: "Entonces dirá el Rey a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo."
El 41, ya citado, indica cuál ha de ser el destino de los que no han creído en Cristo. El último texto del capítulo 25, a saber, el 46, lo resume así: "E irán éstos al castigo eterno, mas los justos a la vida eterna."  Es decir, el instante de morir el cuerpo -lo que es físico o terrenal- el alma parte del cuerpo para ir o al cielo porque aquí, en vida, puso su fe en Cristo, o al infierno porque al no poseer de Cristo la salvación, tiene que incurrir la ira de Dios y así pagar el precio de su pecado, que es muerte eterna.
Invitamos al lector a meditar seriamente en lo que aquí ha leído. Cada texto aquí citado representa decenas más de igual énfasis y contenido que enseñan, a cuantos pongan atención a lo que allí Dios dice, qué es lo que sucede a la persona inmediatamente despúes de morir.
 


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